Habacuc 3:1
Oración de Habacuc
Oración de Habacuc profeta, sobre Sigionot.
Oración de Habacuc profeta, sobre Sigionot.
Oh Jehová, oído he tu palabra, y temí: Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer; En la ira acuérdate de la misericordia.
Dios vendrá de Temán, Y el Santo del monte de Parán, Selah.) Su gloria cubrió los cielos, Y la tierra se llenó de su alabanza.
Y el resplandor fue como la luz; Rayos brillantes salían de su mano; Y allí estaba escondida su fortaleza.
Delante de su rostro iba mortandad, Y a sus pies salían carbones encendidos.
Se levantó, y midió la tierra; Miró, e hizo temblar las gentes; Los montes antiguos fueron desmenuzados, Los collados antiguos se humillaron. Sus caminos son eternos.
He visto las tiendas de Cushán en aflicción; Las tiendas de la tierra de Madián temblaron.
¿Te airaste, oh Jehová, contra los ríos? ¿Contra los ríos te airaste? ¿Fue tu ira contra el mar Cuando montaste en tus caballos, Y en tus carros de victoria?
Descubrióse enteramente tu arco, Los juramentos a las tribus, palabra segura. Selah.) Hendiste la tierra con ríos.
Viéronte, y tuvieron temor los montes: Pasó la inundación de las aguas: El abismo dio su voz, La hondura alzó sus manos.
El sol y la luna se pararon en su estancia: A la luz de tus saetas anduvieron, Y al resplandor de tu fulgente lanza.
Con ira hollaste la tierra, Con furor trillaste las gentes.
Saliste para salvar tu pueblo, Para salvar con tu ungido. Traspasaste la cabeza de la casa del impío, Desnudando el cimiento hasta el cuello. Selah.)
Horadaste con sus báculos las cabezas de sus villas, Que como tempestad acometieron para derramarme: Su orgullo era como para devorar al pobre encubiertamente.
Hiciste camino en la mar a tu caballos, Por montón de grandes aguas.
Oí, y tembló mi vientre; A la voz se batieron mis labios; Pudrición se entró en mis huesos, y en mi asiento me estremecí; Si bien estaré quieto en el día de la angustia, Cuando suba al pueblo el que lo invadirá con sus tropas.
Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales;
Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.
Jehová el Señor es mi fortaleza, El cual hace mis pies como de ciervas, Y en mis alturas me hace andar.