Job 15:1
Segundo discurso de Elifaz
Replicó entonces Elifaz de Temán:
Replicó entonces Elifaz de Temán:
¿Si proferirá el sabio vana sabiduría, Y henchirá su vientre de viento solano?
¿Disputará con palabras inútiles, Y con razones sin provecho?
Tú, en cambio, restas valor al temor a Dios y tomas a la ligera la devoción que él merece.
Tu maldad pone en acción tu boca; hablas igual que los pícaros.
Tu boca te condenará, y no yo; Y tus labios testificarán contra ti.
¿Naciste tú primero que Adam? ¿O fuiste formado antes que los collados?
¿Tienes parte en el consejo de Dios? ¿Acaso eres tú el único sabio?
¿Qué sabes tú que no sepamos? ¿Qué entiendes que no se halle en nosotros?
Las canas y la edad están de nuestra parte, tenemos más experiencia que tu padre.
¿No te basta que Dios mismo te consuele y que se te hable con cariño?
¿Por qué te enajena tu corazón, Y por qué guiñan tus ojos,
Pues haces frente a Dios con tu espíritu, Y sacas tales palabras de tu boca?
¿Qué cosa es el hombre para que sea limpio, Y que se justifique el nacido de mujer?
He aquí que en sus santos no confía, Y ni los cielos son limpios delante de sus ojos:
¿Cuánto menos el hombre abominable y vil, Que bebe la iniquidad como agua?
Escúchame; yo te mostraré Y te contaré lo que he visto:
Lo que los sabios nos contaron De sus padres, y no lo encubrieron;
A los cuales solos fue dada la tierra, Y no pasó extraño por medio de ellos:)
El impío se ve atormentado toda la vida, el desalmado tiene sus años contados.
Sus oídos perciben sonidos espantosos; cuando está en paz, los salteadores lo atacan.
El no creerá que ha de volver de las tinieblas, Y está mirando al cuchillo.
Desasosegado a comer siempre, Sabe que le está aparejado día de tinieblas.
La desgracia y la angustia lo llenan de terror; lo abruman como si un rey fuera a atacarlo,
Por cuanto él extendió su mano contra Dios, Y se esforzó contra el Todopoderoso,
El le acometerá en la cerviz, En lo grueso de las hombreras de sus escudos:
Porque cubrió su rostro con su gordura, E hizo pliegues sobre los ijares;
Y habitó las ciudades asoladas, Las casas inhabitadas, Que estaban puestas en montones.
No enriquecerá, ni será firme su potencia, Ni extenderá por la tierra su hermosura.
No se escapará de las tinieblas: La llama secará sus ramos, Y con el aliento de su boca perecerá.
No confíe el iluso en la vanidad; Porque ella será su recompensa.
El será cortado antes de su tiempo, Y sus renuevos no reverdecerán.
El perderá su agraz como la vid, Y derramará su flor como la oliva.
Porque la sociedad de los hipócritas será asolada, Y fuego consumirá las tiendas de soborno.
Concibieron dolor, y parieron iniquidad; Y las entradas de ellos meditan engaño.