Jonás 4:1
El enojo de Jonás
Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó.
Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó.
Y oró a Jehová, y dijo: Ahora, oh Jehová, ¿no es esto lo que yo decía estando aún en mi tierra? Por eso me precaví huyendo a Tarsis; porque sabía yo que tú eres Dios clemente y piadoso, tardo a enojarte, y de grande misericordia, y que te arrepientes del mal.
Ahora pues, oh Jehová, ruégote que me mates; porque mejor me es la muerte que la vida.
Y Jehová le dijo: ¿Haces tú bien en enojarte tanto?
Y salió Jonás de la ciudad, y acampó hacia el oriente de la ciudad, y se hizo allí una enramada, y se sentó debajo de ella a la sombra, hasta ver qué acontecería en la ciudad.
Y preparó Jehová Dios una calabacera, la cual creció sobre Jonás para que hiciese sombra sobre su cabeza, y le defendiese de su mal: y Jonás se alegró grandemente por la calabacera.
Pero al venir el alba del día siguiente, Dios preparó un gusano, el cual hirió la calabacera, y se secó.
Y aconteció que al salir el sol, preparó Dios un recio viento solano, y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida.
Entonces dijo Dios a Jonás: ¿Tanto te enojas por la calabacera? Y él respondió: Mucho me enojo, hasta la muerte.
Y dijo Jehová: Tuviste tú lástima de la calabacera, en la cual no trabajaste, ni tú la hiciste crecer; que en espacio de una noche nació, y en espacio de otra noche pereció:
¿Y no tendré yo piedad de Nínive, aquella grande ciudad donde hay más de ciento y veinte mil personas que no conocen su mano derecha ni su mano izquierda, y muchos animales?